A finales de los años 70, a los
20 años Ricardo García Cano junto con sus amigos de la colonia Toshiro y Abulón,
estaban armando una de esas ideas que se convertirían en un parte aguas para la
historia, un grupo de rock mexicano que combino la música, con la estética, el
histrionismo y que sentó un precedente de las presentaciones de las bandas en
el rock.
Ricardo García se fue convirtiendo
en Richard Mara y en los años 80 los colores, los mayones, los solos de
guitarra y las letras contundentes hicieron que la gente volteara a ver a Mara,
con la vanguardia como una constante, con atrevimiento, pues aún era bastante
arriesgado en México presentar un rock tan glam como se estaba viviendo en Los Ángeles
en los pequeños bares de rock, Mara ya estaba en esa misma sintonía.
Cuando entra al grupo Charlie
Monttana hubo un clic inmediato, casi químico, el escenario se llenaba por
completo con Toshiro y Richard de lado de un carismático front man, las
composiciones se hicieron más arriesgadas y salían mucho mejor, más fluido y
sobre todo lograban discos que bajo la producción musical de Richard lograban
proyectar exactamente lo que pretendían desde que estaban en las libretas
haciendo rolas para que quedaran en la memoria de los seguidores del rock
mexicano que nacía.
El sonido que tenía Mara era algo
que ninguna otra banda tenía, Javier Batíz era el maestro del soul, Three Souls
in my mind era el blues el shuffle, pero Mara era el desmadre, era la fuerza de
vivir el rockstarismo a todo lo que daba, así tal cual como los grandes del
rock internacional, tocando en todos lados, desde Neza al Pedregal, de Coyoacán
a Coatepec, así era la vida de Mara, tan intensos que también los pleitos eran
fuertes, a mentadas de madre libres y directas, al grado de hacer que Monttana
los mandara a volar y fue cuando Aldo de la O llega a la escena, con el peso
que dejaba Charlie al frente de la banda, pero al final cumple con lo que se le
pide, un gran vocalista, con muy buen registro vocal, inclusive mejor que el de
Monttana, un nuevo mara comienza.
Pero no por ello la intensidad
iba a parar, había días en que Toshiro salía de los ensayos mentando madres y
desapareciendo en bares de la ciudad de México para reaparecer dos semanas después,
los excesos también estuvieron muy presentes en la banda, la carretera, los
hoteles, las chicas, así como hablaban las canciones era como se vivían los días
de rock.
Fue así cuando de pronto un día
ya no siguió, Richard fue uno de los que más la sufrió, de algún modo Toshiro
necesitaba desintoxicarse, Abulón ya estaba cansado y Aldo sencillamente se sentía
en aquel momento solo el vocalista, a veces en ingratitud de los demás de la
banda, pero Richard sufrió estos 10 años de descanso.
De pronto él vive latino los
busca para una reunión, alguien recordó a la banda, la exigencia, que se
reunieran con Charlie Monttana, para Richard fue una gran oportunidad y fue el
primero en aceptar, fue una pieza fundamental entre Abulón y Toshiro para que
se consumara este regreso, Monttana y Ricardo hicieron una relación muy sólida,
por la misma forma de pensar, porque estaban en un mismo canal, así fue este
reencuentro, un pretexto para seguir dando tumbos en el rock mexicano.
Como era de esperarse Monttana
dio una serie de shows con ellos y siguió con su exitosa carrera como solista,
Toshiro opto por llamar a uno de sus discípulos Roberto Wong, pero una vez más
entra en la historia Ricardo, haciendo puntual que Aldo de la O era el
vocalista de Mara y fue así como se le busco y se le dio por fin su lugar, el
vocalista de Mara.
Desde ahí hubo más de Mara, un
par de discos, cientos de tocadas, pero pues ya la energía no era la misma y no
porque no hubiera química o por que no hubiera ganas, sencillamente los años habían
pasado y poco a poco fueron mermando.
Después de una cirugía de corazón,
Richard decidió no frenar, siguió en el bajo de la banda, con todo y las
dolencias, con todo y ese malestar así estuvo.
Para Richard siempre fue seguir
por el rock y morir en la raya, así fue.
Mara sigue después de la partida
de Ricardo García Cano, porque esa es su voluntad, que no se frene el legado,
que el rock siga sonando y que el mayor legado que dejo en la vida un músico que
dejo en claro que vivió por y para el rock mexicano.
Siempre recordaremos ese
cuarteto, esos sujetos que se atrevieron a cantar verdadero rock mexicano, que
le dieron una sazón especial que sin ellos quien sabe que sería del movimiento
actual.
Descansa en paz Richard, pero no así
Mara.
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